Entrevistadora: Muy buenas tardes. Bienvenido a esta etapa de selección del proceso 2024–2025. Le pediríamos primero su nombre completo, el cargo al que aspira y su lugar de procedencia.

Eduardo José Torres Maldonado: Gracias. Soy Eduardo José Torres Maldonado. Aspiro a ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y vengo del estado de Quintana Roo. Soy jurista quintanarroense, aunque también he desarrollado trabajos aquí en la Ciudad de México.

Entrevistadora: En relación con la responsabilidad objetiva, ¿podría hablar sobre casos que haya resuelto la Corte en materia ambiental?

Eduardo José Torres Maldonado: El tema de responsabilidad objetiva en cuestiones medioambientales es de gran impacto global actualmente. Tuve la oportunidad de prologar, el año pasado, un libro titulado El futuro del Derecho Ambiental. En mi opinión, las legislaciones en el mundo están desactualizadas y los tribunales no logran fijar responsabilidades objetivas a los principales agentes contaminantes —especialmente grandes empresas y consorcios—. México no es la excepción.

En 2022 publiqué un capítulo titulado Menos de dos grados Celsius, donde advertía la necesidad de actuar legislativa y judicialmente frente al cambio climático. Necesitamos transformar la legislación y la práctica judicial para que México asuma un papel más activo en la agenda ambiental global.

¿Cómo ha actuado la Corte? Conforme al marco legislativo y constitucional, pero las resoluciones emitidas no han tenido impacto real sobre los niveles de contaminación. Estamos en una encrucijada: o seguimos creciendo con un modelo contaminante o adecuamos nuestro desarrollo económico. Heredamos cuatro décadas de neoliberalismo contaminante y seguimos bajo esa lógica industrial.

Por ejemplo, realizamos una investigación en los lagos del Sol y de la Luna en el Nevado de Toluca —con apoyo de la UNAM, el IPN y la UAM— y medimos altos niveles de contaminación acuífera. No encontramos vías legales efectivas para detener esta contaminación. Luego, el Nevado fue privatizado, a pesar de que Lázaro Cárdenas lo había destinado a uso público.

El problema no radica únicamente en las sentencias particulares, sino en la estructura jurídica y política del país. Las resoluciones actuales no bastan para encausar un modelo menos contaminante ni para solucionar los problemas ambientales. A esto se suma un problema de gran corrupción, que protege a los grandes contaminadores y deja a los tribunales rezagados frente a los retos del Derecho ambiental.

Entrevistadora: Gracias. ¿Cuáles considera que son los roles más relevantes de un ministro de la Suprema Corte?

Eduardo José Torres Maldonado: Gracias por la pregunta. Me presento como un humilde estudioso y crítico del Poder Judicial. En 2008 publiqué dos tomos titulados Juzgar a la Suprema Corte, con casi mil páginas. También he trabajado en Derecho Constitucional Comparado, pero enfocándonos en México, considero que los ministros deben transitar de un pasado neoliberal y tecnocrático hacia un presente y futuro humanista, más cercano a las personas.

No deben limitarse a los medios de control constitucional como el amparo, las controversias o las acciones de inconstitucionalidad. También deben asumir con seriedad el control convencional. Esto implica interpretar las leyes con una visión más amplia, crítica y sensible a la realidad social.

Hay un “pecado original” en nuestro Derecho: su visión occidental, que ha marginado nuestras raíces mesoamericanas. Celebro que se haya avanzado en el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y afromexicanos, pero ahora toca el trabajo real: ¿cómo incorporar sus usos y costumbres si la visión de los ministros sigue siendo predominantemente occidental?

He trabajado directamente con comunidades indígenas: con los matlatzincas, guardianes del Nevado de Toluca, y con comunidades mayas de Quintana Roo. Lo que he aprendido es que muchos jueces no comprenden ni se acercan a estas comunidades. Faltan sensibilidad y humanismo para reconocer que el Derecho también vive en los usos y costumbres.

Necesitamos un Poder Judicial que escuche, que se acerque y que reconozca el mosaico pluriétnico del país. No solo se trata de aplicar la técnica jurídica con compromiso y rigor, sino de tener una mirada más abierta, más humana. Como decía Umberto Eco, debemos pasar de una “obra cerrada” a una “obra abierta” que permita crear jurisprudencia viva y una cultura judicial más incluyente.

Entrevistadora: Le queda un minuto para el cierre.

Eduardo José Torres Maldonado: Gracias. Como propuesta, he planteado en un capítulo reciente titulado ¿Reforma o revolución judicial? que, si no hay una reforma integral a la justicia, habrá una revolución social. Esta reforma debe involucrar a todos los operadores jurídicos: jueces, abogados, notarios, policías, etc. Lo he expuesto en los Diálogos Nacionales por la Justicia, donde participé con conferencias.

Además, propongo la creación de la figura del ombudsman judicial, que supervise y dé voz a los ciudadanos frente al Poder Judicial. Y, por supuesto, insisto en una reforma inspirada en el humanismo mexicano.

Entrevistadora: Muy bien. Agradecemos su participación y quedamos pendientes para cualquier comunicado posterior. Muchas gracias.

Eduardo José Torres Maldonado: Gracias a ustedes.